domingo, 3 de abril de 2011

EL PODER DE LA PAZ INTERIOR (GERARDO SCHMEDLIG)


"Mi paz os dejo. La paz mía os doy. No la doy yo como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se atemorice."
A lo largo de la historia, en todas las escuelas filosóficas y en las diferentes religiones, siempre se ha hablado de la importancia de la Paz, como parte fundamental del desarrollo de la espiritualidad. Constantemente, escuchamos referencias acerca de cómo desarrollar, en nuestro interior, esta maravillosa cualidad, lo cual permite que el Amor pueda manifestarse plenamente, en todas las relaciones entre los seres humanos. Sin embargo, la paz tiene otra función absolutamente trascendental, de la cual muy poco se habla, ya que esta función era conocida solamente por los Maestros, y constituía, ciertamente, uno de sus grandes secretos, que se comunicaba únicamente, de boca del Maestro, a oídos del Discípulo. La razón de manejar esta información, con tanta discreción, era precisamente por el Poder que tiene la Paz Interior, para conectar y despertar las facultades superiores que yacen dormidas, en la conciencia humana trascendente. Esta conciencia también es llamada Conciencia Crística o Ser Crístico, por ser absolutamente Pura y Cristalina.
Cuando las facultades superiores del ser humano comienzan a despertar, se producen los fenómenos mágicos, que manejan voluntariamente los Maestros, por lo cual también se les conoce como Magos. En nuestro interior, existe una energía de unas características especiales que la llamamos Energía Vital. Esta energía se utiliza en todas las funciones humanas asociadas con el pensamiento, la mente, los sentimientos y las emociones. La Energía Vital se elabora normalmente, en nuestro interior, a partir del refinamiento de la glucosa, especialmente durante los estados de reposo mental, como en el sueño o en la meditación. Cuando la Energía Vital asciende a la zona mental de luz, permite conectar las facultades superiores del ser humano. Sin embargo, muy pocas personas logran alcanzar este estado, porque mantienen, en su interior, estados permanentes de conflicto mental, sentimental o emocional, que consumen cantidades alarmantes de su Energía Vital, y porque, además, a través del miedo, los apegos y la tendencia a involucrarse en experiencias que no les corresponden, ceden innecesariamente su Energía Vital. De lo anterior, es fácil deducir que el gran poder oculto de la Paz es, precisamente, la capacidad de no desperdiciar inútilmente esta preciosa energía que, al conservarla, nos convierte en Sabios, Maestros, Magos o Santos.

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